Un inglés con poca flema
Revista Corsa Nro. 198. Febrero de 1970
El cuco de los rallies en Europa, el monstruo de los circuitos, el auto de las performances indecentes y las victorias múltiples. Este es el Escort Twin-Cam que llevó a la fama Roger Clark y que en 1969 ganó la copa Europea de Rally para constructores. El mismo y Alec Poole hablan sobre el nervioso producto de la Ford de Gran Bretaña
Entre Lyndon y Winchester hay algo así como una pista de pruebas muy especial. Allí, en un tramo de 28 kilómetros que une ambos pueblos, la Ford de Inglaterra experimenta con sus productos de competición, o sea con los fabulosos Escort Twin-Cam. Ese parcial se caracteriza por la gran variedad de curvas asfaltadas, su escaso tránsito y sus trepadas y bajadas. Un exigente trazado donde se pueden deducir los defectos y virtudes de tos Escort TC que más tarde saldrán a competir en el Campeonato Europeo de RaIlies.
Hace un par de años atrás, cuando el Escort estaba deportivamente en proceso de gestación, Roger Clark -piloto número uno del equipo- fue una mañana acompañado por otros dos autos similares y una camioneta cargada de repuestos, a la ruta Lyndon-Winchester. Había que probar el Ford Escort y ver cuáles eran sus posibilidades. ¿Escort o Cortina? That is the question para Ford GB. Los mecánicos y técnicos dieron los últimos toques al "bialbero" inglés y el aparato estuvo listo para la prueba. Eran las siete de la mañana y como sucede siempre en las cercanías de Londres, la campiña estaba invadida por una tenue niebla que no dejaba ver más allá de los 100 metros o poco más. Hasta ese día el tiempo más bajo para los 28 kilómetros lo tenía el mismo Clark con 14m 27s 8/ 10, un tiempo estupendo y que demostraba que el rayado Clark había andado muy jugado. Poco después, en el tercer intento y cuando Roger hizo señas a los técnicos de que se iba a tirar con todo, clavó 13m 27s. Un minuto menos que unos meses antes a bordo de un Lotus Cortina. "Este auto es sensacional. No sé si los motores aguantarán un largo trajín, pero si se logra difícilmente se le pueda ganar. Un minuto y medio menos que con el Cortina y jugándose mucho menos. Se puede andar fácilmente debajo de los 13 m si uno le va buscando el límite." Y esto fue publicado en la revista inglesa "Motor" en su momento. El Escort nacía con garras de león. Sus escasos mil kilos de peso, sus 155 HP y sus mil homologaciones hacían del Ford Escort un nuevo y temible integrante de la lista de los G-5.
Como se ve, no es tanto. Lo más importante es disponer de un buen motor y de prolijidad de armado. Por eso la Ford GB pone especial cuidado en el armado de los autos que serán utilizados para rally, amén de introducirles una serie de mejoras y refuerzos en su estructura, cosa comprensible considerando las rutas elegidas para los rallies por el Campeonato Europeo.
Luego de aquellos promisorios primeros pasos, el Escort comenzó su racha de triunfos y excelentes performances. Y de esa forma el Ford Escort sacó sistemáticamente de circulación en las competencias deportivas al famoso Ford Cortina. El mismo auto que en la clase hasta 1.600 había rendido buena cuenta de sus rivales, se veía superado por su hermano de sangre.
Claro, todo esto es muy lindo, el Escort es un flor de auto. Gana rallies. Gana en circuitos. Por supuesto que los 155 HP plus de que disponen los motores de 1.600 cm3 es potencia considerada de acuerdo a su cilindrada. Los regímenes de rpm son altos y como en rally los tramos en que se debe andar a la "manija" durante muchos kilómetros y por caminos no del todo aptos, los elementos mecánicos se resienten y los motores se rompen. A causa de la competencia misma entre marcas cada semana se experimenta algo nuevo y los HP se incrementan constantemente. Las performances son mayores, pero los peligros aumentan en la misma escala. Los últimos Escort de 1.600 cm3 estuvieron en el orden de los 170 HP (SAE) y las roturas se trasformaron en algo demasiado común para la gente de Ford GB. Esa fue la causa por la que se optó directamente por utilizar el motor V6 de 2.300 cm3 a inyección del Ford Capri y así lograron nuevamente entrar en la conversación con algo más de seguridad y robustez.
Y por si quiere conocerlo a cara limpia y cuán modestito es, le mostramos esta foto. Así es el Escort GT 1600 de donde proviene la versión rabiosa denominada Twin-Cam. Muy elegante pero nada que ver con el del amigo Roger, ¿no?
La opinión de un campeón
Alec Poole logró, hace muy poco, el campeonato inglés de la categoría Special Saloon Cars a bordo de un Morris Cooper 1.300 cm3, mejor dicho de un BLMC 1,3, como lo denominan los británicos. Poole concurrió a las 84 horas de Nürburgring con un Ford Escort Twin-Cam compartiendo la conducción con Worswick y Heppenstall, que era el encargado de la preparación del auto. Dos días antes de la largada hablamos con Poole en los garajes de Nürburgring y nos dijo claramente: "Opino que el Escort es un excelente auto, pero al igual que el BMC Cooper no es el ideal para este tipo de carrera de larga duración. Este es un motor de alta performance y de inmejorables cualidades para carreras de circuitos... y si no basta con nombrar al Escort de Gardner, si es que lo ha escuchado nombrar. Bueno, Frank está cansado de ganar carreras con su Escort, pero todas pruebas cortas. Pienso que es demasiada potencia para estos motores, que básicamente son para uso doméstico. No podemos pretender más de ellos. Por eso me parece excelente la idea de poner sobre los Escort el motor de 1.800 cm3 con opción a un V-6 de 2.300 similar al del Capri. Hubo una época que los Escort eran imbatibles y fue cuando se nos permitía usar los motores FVA Cosworth iguales a los de F-2. De esa forma disponíamos de 220 HP... pero ahora las cosas han cambiado. Esa es la única contra... su fragilidad... pero, claro, cuando no se rompen están casi siempre en punta. Yo en Inglaterra corro con Cooper y ésta es mi tercera incursión con Escort, pero igualmente lo considero un auto sensacional". Estas fueron las palabras de Alec Poole. Sus opiniones concuerdan con las de muchos, pero no hay autos que caminen realmente sin romperse de vez en cuando. Pasó en todas las épocas, desde Bugatti, y seguirá pasando también en el año 2000, cuando se le encuentre la vuelta al motor eléctrico. El Escort no tiene por qué ser excepción a una regla que es implacable.
Pese a ello, por sus virtudes y comportamiento, el Escort es uno de esos autos rebosantes de personalidad y nervio que se asemejan mucho a los coches de fórmula. Posiblemente ésa sea la razón por la que manejar un Escort deje enseñanzas como para aspirar a algo más importante debido a la experiencia de conducir un auto con una relación HP/kg baja, una suspensión lógica, saber administrar un diferencial autoblocante y una caja de velocidades con muchas relaciones opcionales. En pocas palabras, se aprende a sentir el auto y saber qué hacer cuando se pierde la trayectoria ideal en una curva.
El Escort Twin-Cam es uno de los monstruos de Europa en la categoría Turismo. En circuito y en rallys, dos escenarios disímiles y exigentes para un auto con características callejeras como es el Escort, aunque a veces lo disimule demasiado bien.
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