Revista Parabrisas Nro 114.
Noviembre de 1987
Supongo que su primera impresión al ver estas fotos fue la misma que la de todos los integrantes de esta redacción.
Un Falcon Rural que acaba de volcar y ha sido remolcado hasta una estación de servicio.
Nada más lejos de la realidad. Esta rural fue vista en la estación de servicio de La Cumbre reabasteciéndose de combustible y ante la pregunta de uno de los participantes del rally de autos clásicos, acerca de qué le había pasado; el "buen" señor contestó: "Nada...", con cara de extrañado.
Con toda naturalidad, completó el tanque de nafta y emprendió un largo viaje que según informó, culminaría en Jujuy. Sintetizando, "eso"circuló por rutas argentinas cientos de kilómetros ante la "benevolencia" de camineras de varias provincias, sin luces, con el tren delantero destruido, gomas inutilizables y garrafas sueltas en el porta-equipajes, un parabrisas que perteneció a un auto más pequeño sujeto con alambre y sogas, sin capó ni guardabarro, puertas también atadas con alambre...
En esta última página, en más de una ocasión, nos ocupamos del tema de los irresponsables que circulan por las rutas. Pero este señor ha superado todo lo visto hasta el momento. No se gaste, ni siquiera es posible tomarle el número de su ilegible patente.
En cualquier país civilizado, esa rural Falcon (que ha demostrado con exceso su bondad ante el descuido absoluto de sus propietarios) va de inmediato y sin explicaciones a la compactadora y su conductor, preso por cinco años.
Si alguien duda que en la Argentina, todo da igual, aquí la prueba que faltaba. ¿Cuántos accidentes se producen en nuestros caminos, donde mueren conductores inocentes por culpa de vehículos en estado calamitoso?
¿O será que a nadie le importa?
Lo dejo pensando.
Carlos F. Figueras