El Numa I constituyó la apertura de otra nueva era en el Turismo de Carretera. Un buen auto, con estudiada estructura y un buen piloto a su comando. Falta un motor que lo haga rendir lo que de él esperamos
El televisor
Revista Corsa Nro 122. Agosto de 1968
Cuando Carlos "Cacho" Ruesch y Juan Esteban Arce se propusieron cambiarle la fisonomía a un Torino 380 común y corriente, nunca se imaginaron siquiera que iban a causar poco menos que una hecatombe en Turismo de Carretera. La forma que lograron, luego de diseños, cálculos y proyectos desechados, fue una de las más avanzadas de la categoría, si no la más. Su aspecto exterior es de un auténtico prototipo. La tribuna y el periodismo lo relacionaron inmediatamente con un Chaparral, y por eso Ruesch insiste en afirmar que "en las próximas carreras vamos a estudiar la posibilidad de colocar un alerón de perfil aerodinámico invertido para lograr una mayor adherencia del tren trasero. Juro -dice- que con esa innovación voy a entrar en la curva de Ascari, en el Autódromo de Buenos Aires, "a fondo". <sigue>
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