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sábado, 17 de mayo de 2025

Viven aquí. Alfa Romeo 8C Monza


Una vedette internacional
Por Enrique Sanchez Ortega
Fotos Armando Rivas
Revista Corsa Nro 363. Abril de 1973

Fue una vedette que infundió temor a sus rivales en las carreras de principios de la década del 30. Muy pocos autos de toda la historia fueron como él, veloces para turismo, imbatibles como sports de competición o exquisitos Grand Prix de pura sangre. Y esas características sirvieron para darle el gran renombre que la casa italiana consolidó antes de la última guerra. Aquí tenemos uno para conocerlo: pertenece a Ernesto Dillon

Terminó la década del veinte. Las principales casas europeas tomaban conciencia del tiempo que había pasado desde que sus modelos de competición vigentes hasta ese momento habían debutado.

Si Bugatti miraba para atrás, llegaba hasta 1924, que fue el año en que debutaron sus exitosos type 35 en Lyon. Pasaron seis años y el motor de un solo árbol de levas a la cabeza, por una simple razón evolutiva, iba a ser irremediablemente derrotado por la competencia. Que en el caso de las marcas italianas podía ponerse crítica. 

Sin embargo Alfa Romeo tampoco trabajó con mucha intensidad en motores nuevos en ese ciclo 1924 - 1930. Cebado quizá por la interminable lista de triunfos que acumuló el tremendo modelo P 2 durante todos esos años, puso en circulación dos motores de 1.500 cm3 y 1.750 cm3 (el famoso 1750) que básicamente tenían las mismas características (seis cilindros, compresor y cojinetes planos), diseño de Vittorio Jano, que impulsaban un agradable coche sport - competición. 

viernes, 25 de abril de 2025

Vivieron aquí: Maserati 300 S ex Roberto Bonomi Chasis 3056

¿Más rabioso? ... Casi imposible
Por Enrique Sánchez Ortega. Fotos Alfredo Albornoz
Revista Corsa Nro 345. Diciembre de 1972

Tres años -de principios de 1955 a 1957- le bastaron para anotarse en la lista de los grandes de la historia. Su motor de 3 litros entrega 260 HP y le permite alcanzar aún hoy los 280 km/h de velocidad máxima. El estado impecable no le quita el carácter espartano y crudo a este verdadero pura sangre que vive entre nosotros

Por tercera vez en la historia de esta sección y por ineludible compromiso sentimental con la belleza cinematográfica de su valioso establo, volvimos cámara de fotos en mano a la casa de Jorge Macome. Esta vez en busca de una de sus últimas y más valiosas adquisiciones: el Maserati 300 S ("la Maserati de Bonomi"). Un purísimo pura sangre de carrera de monstruosa figura y comportamiento. La versión dos asientos del monoposto 250 F con el que Fangio logró el Campeonato del Mundo de 1957. 

Un aparato de esos capaces de asustar al jinete más mentado con sólo el imponente ronquido de los dos escapes descargando con un gruñido prolongado los 260 HP que producen los tres litros de sus seis cilindros. Uno de los más fieles exponentes de esa época de oro de los coches sport de competición que fue la década del cincuenta. 

sábado, 12 de abril de 2025

Vivieron aqui: Ferrari 250 Mille Miglia Pininfarina (0256/MM)


Viven aquí
Ferrari 250 Mille Miglia
Por Enrique Sanchez Ortega
Revista Corsa Nro 406. Febrero de 1974

Fue presentado oficialmente en el Salón de Ginebra de 1953 con carrocería Pininfarina. El año anterior, como modelo experimental, ganó la Mille Miglia. En 1954 ganó su clase en los 1.000 Kilómetros de Buenos Aires y fue segundo en la general. Este mismo coche que hoy presentamos ganó las 500 Millas de Rafaela de 1955 conducido por "Larry". Hoy está restaurado a su estado original y en el mismo orden de marcha con que fue entregado a Eugenio Castellotti, su primer dueño. Lo que sigue es su currículum ampliado (coche del señor Lucio Bollaert)

Un lugar común entre los historiadores del automóvil consiste es establecer paralelos entre "Le Patron" Ettore Bugatti y el "Commendattore" Don Ferrari, Enzo. Las similitudes personales que se han dado entre estos dos legendarios semidioses de la mecánica, si bien son remanidas no dejan por eso de ser menos ciertas. Los dos tuvieron grandes diferencias, sobre todo en la forma en que encararon y realizaron sus empresas. 

Bugatti fue un artista por sobre todo, un intuitivo incondicional al tratamiento estético. Ferrari es un empresario que transfiere la responsabdidad de sus modelos a equipos técnicos hábilmente seleccionados. Pero también tuvieron los dos características casuales y personales asombrosamente parecidas. Ambos dejaron a través de las manifestación de inspiración un sello indiscutible e identificatorio -obras maestras- que los elevaron dentro de este mundo, común a los dos, al lugar en que se encuentran.