Revista Corsa Nro. 157. Abril de 1969
En el galpón del sector "C" de la Dirección Nacional de Puertos, cientos de millones de pesos en automóviles descansan a la espera de que sus dueños aparezcan. Cientos de autos que a veces llegan a trescientos. Mustang, Camaro, Alfa Romeo, Citroën, Pontiac GTO ... y muchos más. Todo en un depósito que pide arreglo desde hace años
Un día de tantos, nuestro director
nos convocó a una reunión donde
nos dijo, en forma directa y sin mayores giros diplomáticos, que éramos
casi unos inútiles. “Quiero notas periodísticas... investiguen, pregunten,
revuelvan archivos, entrevisten al presidente de la Nación... pero quiero
notas importantes... DISTINTAS”.
Aunque usted no lo crea, señor lector, nosotros también tenemos nuestro corazoncito y nos dolió mucho el
darnos cuenta de que éramos unos
“zombies”. Tomamos lápices y anotadores y salimos a la calle a buscar la
nota. Cualquier cosa que fuera nota
Que saliera de lo cotidiano, de la rutina, de las carreras de autos y de entrevistas a corredores o cosa parecida.
Entonces nos encaminamos a los
galpones misteriosos que hay en el
puerto y a través de las rendijas que
dejaban las puertas oxidadas pudimos ver trompas de autos, techos con
tierra, corroídos por los años. Las
ganas de entrar a investigar eran
mucho más fuertes de lo que se imaginan. Fuimos a Resguardo de Aduana y nos informaron acerca de la
necesidad de llevar un permiso de la
Dirección Nacional de Aduanas. Dimos vueltas durante dos o tres días
y finalmente se consiguió un permiso
oral para entrar al galpón de la Dirección Nacional de Puertos, enfrente del sector C del dique 1 en el
puerto de Buenos Aires. Había que
estar a las once de la mañana del
día siguiente.
Firmes, luego de perdernos en el
puerto más de una decena de veces,
la embocamos justo y dimos con el
galpón y la playa externa donde descansan fierros no tan nuevos pero
tampoco muy viejos (léase Chevrolet
Impala 59, 60 y 61, Cadillac 58, Ford
56 y algunos Hillman y Humber de
la década del 50).
Por supuesto que
hubo que explicar el porqué de nuestra presencia en tan custodiados depósitos de fierros importados. Mostrar
las credenciales y por fin poder pasar la puerta con la mirada amenazante de un ovejero alemán. Hablamos con el guarda (Segundo Pardo)
y le comunicamos nuestras bonísimas intenciones de sacar unas simples fotografías. “Perfecto, una vez
que hayan mostrado las credenciales
no hay ningún problema... pero que
no pase como hace unos años con
un diario, que vinieron acá a sacar
fotos, los atendimos correctamente y
después sacaron un título a toda página que decía AUTOS TIRADOS EN
LA ADUANA... ¡Qué le parece, como para confiar en ustedes!”.
Con nuestra mejor cara de piedra
le explicamos que no había ningún
problema y que una golondrina no
hace verano.
Mientras nos quedamos conversando con el guardia, el fotógrafo se había inmiscuido en el galpón y pocos
minutos después lo hicimos nosotros.
¿Qué se imagina que había? No piense porque ni se lo va a imaginar, ni
se le cruzará jamás por su mente.
¿Mustang?; los que quiera. ¿Camaro?;
los que piense. ¿Mercedes Benz?;
los que ha soñado en las noches de
invierno con la calefacción prendida
y una nórdica de 19 por los Alpes
suizos. En fin, para volverse loco. No
pudimos menos que pensar en entrar
un día que no hubiese guardia, meternos cinco o seis (todos de la redacción de CORSA, gente muy sensitiva) y elegir máquina. Ponerlas en línea y hacer picadas de 200 metros
durante tres días seguidos. Y dare,
y darle... y darle hasta que uno
quede extenuado y cansado de autos.
Pero de pronto nos despertamos y
volvimos a la realidad.
Había unos cien autos de todo tipa,
marca y modelo. Aunque lo más interesante es que cada uno tiene su
historia. Su razón de ser y de estar
en
ese recinto triste y húmedo.
¿Qué hay y porqué están?
Apenas se entra lo que llama la
atención en una recorrida visual muy
por encima del centenar de autos estacionados es un rojo y exquisitante
Fiat 124 Sport modelo '68 todo virgen y con olor a fábrica. Eso para
empezar.
Empezamos la recorrida de ambas
filas de izquierda a derecha y todo
tirado en un rincón, cuan grande es,
un Pontiac GTO, ese mismo del cuentavueltas en el capó, el de la luneta
convexa. Un gran cartel en las puertas, “FOR EXPORT ONLY”. Enfrente,
un Opel con las gomas desinfladas y
las modificaciones hechas para lisiados. Inmediatamente, un jeep Auto
Union 0 kilómetro color ocre y con
todos los implementos como para hacerlo delirar a Sánchez Ortega. Bidón
de nafta externo sobre uno de los
guardabarros delanteros con sus correspondientes correítas de cuero y su
candadito. Caja de cuatro marchas,
unos asientos recómodos y una posición de manejo ideal por ser un
vehículo netamente de campaña. Hasta las llavecitas de luces, contacto, - limpiaparabrisas, etc., tenían un clima increíble.
Pegadito al jeep, un Alfa Romeo
GT 1750 modelo 1968 de la embajada
de Uruguay, muy poquito andado, color gris topo. Gomas Michelín XAS y
el aspecto aguerrido de todos los Alfa.
Desparramados por ahí, unas docenas de Mercedes Benz modelos 220,
230 SL Sport, 250, 250 Automatic,
300 Seb y 300 cupé. Con todas las
variantes que usted quiera imaginarse. Con bocinas externas que cuestan algo así como 45.000 pesos cada
una o 20.000 si es la más chica. Locos, ésa es la palabra. Así estábamos
a los diez minutos de haber entrado
al galpón.
Pero éstos son los que más nos
llamaron la atención. Los más: difíciles o los más exquisitos. Porque de
los americanos, de los “Made in USA”,
hay montones. Ford Mustang con distintos motores y potencias. Fast Back
y común. Diferentes colores y estados de conservación. Algunos muy sucios y otros muy nuevos. Algunos
con gomas desinfladas y parabrisas
rotos. Uno de ellos, blanco, fast-back,
descansa en el depósito desde hace
tiempo. Era de Oscar Cabalén, pero
como alguna estampilla estaba mal
pegada, la Aduana dijo de acá no sale,
y allí quedó.
Chevrolet Caprice o Chevelle con
pala. Los que quiera, y asomando la
trompa entre un Mercedes Benz 220
y un 230 SL, un Camaro Rally Sport
con trompa de franja negra y motor
de 327 pulgadas. Llantas de aleación
liviana y neumáticos de los anchos. un MGB modelo 1961, cuatro jeeps
Fiat que estaban destinados: a trabajos en la Patagonia que esperan ser embarcados nuevamente o quedar para siempre bajo el techo con goteras.
Un Peugeot 403 con chapa de Virginia, Estados Unidos, que hace varios meses está en el galpón de la Dirección de Puertos. Opel y Taunus para
lisiados al por mayor, una rural Ford
Cortina de la embajada de G.B., un
Morris Oxford similar a nuestro Di
Tella pero con parrilla diferente. Cinco o seis Citroén DS21 de los nuevos. Sí, de los nuevitos, que cuando
gira la dirección los faros internos
que lleva dentro del carenado óptico
siguen la línea de marcha. Una furgoneta Volkswagen asignada a ALPI.
¿Volkswagen? Miles, del Escarabajo,
del 1500 y de los 1700. De turistas
que están en el país o que llegarán
o para diplomáticos. También hay
unos cuantos Humber '54 y Zephir
modelo '57.
Y... posiblemente, el auto con una
historia que nadie sabe pero que con
sólo verlo uno puede novelarla. Un
DKW de modelo muy extraño, posiblemente modelo 1940 o por ahí no
más, desintegrado. Catorce años
que está allí y ya nada queda. Los
neumáticos no existen porque están
pulverizados por los años. Las puertas, agarrotadas por el óxido que las
ha carcomido hasta la médula. Sin
tapizado y con la estructura metálica
de los asientos mostrándose. La patente es de Suiza y una placa identificatoria hace suponer que perteneció a algún embajador o diplomático.
Sobre los trozos de guardabarros delanteros, dos pequeños mástiles que
en algún momento habrán servido para poner las banderas de Suiza en
alguna recepción importante. Posiblemente no haya sido así, pero verlo,
tal cual está, aprieta un poco el corazón. Solo en un rincón desde hace
tres lustros, espera que alguien se
acuerde de él y lo haga revivir, aunque prácticamente es imposible. Es
un auto muerto, y a los que nos
gustan los autos se nos hace un nudo ...
La cara insólita está dada por un
Renault 4 y un Citroën 2CV, ambos
con chapas de Francia. Ambos tienen
sus cosas para contar. El Citroën fue
encargado por un empleado administrativo de la embajada de Francia, y
mientras el auto viajaba a Buenos Aires en barco el empleado dejó de
pertenecer a la embajada. Por consiguiente, tenía que pagar los impuestos como cualquier hijo de criollo, y
haciendo cuentas le salía mucho más
barato comprar un Citroën nacional.
Allí está el 2 caballos y quién sabe
hasta cuándo.
El Renault pertenecía a un señor
que se le ocurrió ir de voluntario al
Medio Oriente, nadie sabe si para
defender a los árabes o a los israelíes. Pero el asunto es que... desde
que se fue (hace más de un año)
nunca más volvió. Otro auto cuyo
destino será morir, como el DKW, bajo el tinglado del puerto.
Afuera hay más. En la playa externa, donde el tiempo hace que los coches mueran más rápido porque están al aire libre, también hay material
de sobra. Apenas se cruza el portón
sobre mano izquierda hay un desfile
de Impalas. El primero un 61, el segundo un 60 y luego cinco Chevrolet Impala '59 similares. Sin parabrisas,
ni lunetas, ni gomas y hasta uno sin
motor. Oxidados, abandonados y deteriorados al máximo, esperan tener
un destino mejor. Pertenecían a los
hermanos Todres, muy famosos ellos.
Varios Cadillac remiseros modelos
'58 y '59. “Un día a los inspectores se
les ocurrió hacer una recorrida por
las casas de pompas fúnebres y de
remise y pedir la documentación al
día de los autos.” Ese fue el momento
en que aparecieron varios Cadillac y
quedaron tomando sol, viento y lluvia
en la playa del sector C. Además, un
camión de una empresa de fletes que
se lo encontró en jurisdicción de la
Prefectura Nacional con unos centenares de cartones de cigarrillos y demás yerbas. Un Torino, un Valiant y
un Peugeot completan la lista de autos “no importados” que reposan en
el depósito por descubrírseles contrabando a bordo.
En ese mismo galpón estuvieron
durante mucho tiempo los autos de
la Panamericana de México (el último
fue retirado hace un año), los Lancia
Fulvia HF, los Mercedes Benz, el
Porsche 911 de Zasada, los F.3 de la
temporada 1967 y otros muchos más.
En un rincón oscuro, entre polvo
e indicios de óxido que comienza a
florecer, cinco autos “piñados”. Dos
Mustang y tres Chevrolet Caprice. Resulta que estos aparatos venían en
el barco Moore Mc Cape, de la línea
Moore Mc Cormak, y en medio de
una tormenta en el Caribe la carga
que llevaba del lado opuesto se desplazó y cajones de 4 toneladas cada
uno se movieron y hasta algunos cayeron encima de los damnificados
Mustang y Caprice. Resultado final:
imposible arreglarlos. El seguro pagó
en la mayoría de los casos y los autos quedarán para siempre.
Después de un par de horas hurgando entre fierros polvorientos y
deseando poder dar aunque más no
fuese una simple e inofensiva vuelta
manzana, nos decidimos volver a la
redacción. Lo miramos desde afuera
y no podíamos creerlo. Un galpón
con chapas destartaladas y oxidadas,
con tremendos agujeros en el techo,
que no dice nada, alberga en su interior una suma superior a los 600
millones de pesos en automóviles.
En ese otro mundo que es el del
puerto de Buenos Aires, existe este
galpón y existen estos autos que nosotros vimos, tocamos y palpitamos. La
mayoría tiene dueño -casi todos diplomáticos o turistas-, pero muchos
de estos autos que hoy están allí
seguirán en el mismo lugar, en la
misma posición, con años de polvo
encima, con gomas desintegradas y
resecas, dentro de diez años. Y también ese esqueleto con aspecto humano que alguna vez fue un orgulloso DKW.
Nosotros, amantes de los automóviles por excelencia, nos preguntamos
al margen de lo que sea decreto o
ley. Pensamos humanamente, porque
los autos son algo más que un chasis, una carrocería y un motor: ¿Puede un trámite legal o aduanero dejar
morir un automóvil sin ninguna razón
valedera? La respuesta la darán ustedes.
Cuatro Jeeps Fiat con patente de Pico Truncado (Santa Cruz). Cumplieron con su misión. Ahora esperan
Un Plymouth 61 cubierto de polvo al lado del Mercedes 300 de la Embajada de Bolivia. Al fondo un Chevy Nova
Este Mustang fue traído por Oscar Cabalén. Problemas de estampillas mal pegadas, quizá; lo importante es que dificilmente salga del galpón
Los cinco Chevrolet Impala modelo 1959 que pertenecieron a los hermanos Todres. Ahora descansan en el patio externo entre los matorrales que crecen bajo el chasis
Un 230 SL está allí. Lo trajo de Alemania el barco Cap San Diego. Sólo hay que pasarle el plumero y sacarlo a tomar fresco
El nuevo Mercedes Benz 300 Se Cupé a inyección directa. Radiador de aceite adelante del de agua y bocinas externas, muy codiciadas por los que saben
Qué locura de colección! Qué habrá sido de esos autos 54 años después? Qué otras gemas más acá en el tiempo habrán ido corriendo la misma suerte todos estos años?
ResponderEliminarSaludos. Julián Moreau
Los coleccionables estaran durmiendo o en garages privados o museos. Tal vez pienso saldran de paseo a alguna expo o evento.
EliminarLos que no se consideran clasicos, posiblemente o estan juntando herrumbre o ya sean desperdicio, bajas. Si no se los compactó por falta de papeles (irregularidades de importacion)
Es un gusto que alguno que otro se puede dar, restaurar o si el cuero dar adquirir, un clásico. Y por su puesto llevarlo a eventos para que la juventud conzca historia, que un auto es mas que una pantallita, y los mas añosos podamos revivir el pasado añorando otras épocas y repasando esa vieja frase "todo tiempo pasado fue mejor" (aunque no sea tecnicamente asi en todo aspecto)
Saludos
Ciando se importaban algunos autos. Hoy no pueden traerte un Fiat Argo (ex Palio) de Brasil.
ResponderEliminarNi los Chevrolet Joy/Joy+ ni los altisima gama Onix y Onix plus.
EliminarArg... hubieran seguido fabricando el Classic y se llenaban de ventas. Eso si, el LS (base, aire y dh) porque dudo que pudieran importar los modulos de confort de los alzacristales y cierres.
Creemos que tenemos todo como ispa, hablan y fijan metas increibles, hasta que vemos que no estamos a la altura de nada. Realidad aplasta RELATO.
No puedo creer que en Argentina existiera alguna vez el Citroen DS , jamàs se vio alguno por la calle . Èsto que sucediò allà por el año 1969 se repitiò durante el año 1982 a raiz del conflicto por las Malvinas Argentinas . De repente quedaron inhibidos en el Puerto algunos centenares de Morris Ital , Austin Allegro, Land Rover 109 y otros modelos britànicos , nuestro modo de "castigar" diplomaticamente a todo articulo procedente del Reino Unido . La cuestiòn es que recien en el año 1984 se ordenò liberar todo el stock para ser rematados al mejor postor. Por haber estado a la intemperie durante tanto tiempo, todos esos autos cero kilòmetro de la British Leyland se encontraban en mal estado de conservacion , por nombrar lo mìnimo las ratas se habian comido parcialmente los tapizados
ResponderEliminarTu comentario deberian leerlo varios que creen que un auto con pocos km rodados pero almacenado por decadas de cualquier forma vale fortunas.
EliminarEl correcto almacenaje/guarda de un auto es fundamental y puede convertirlo en un clasico, pieza unica o directamente en basura. Eso si, basura casi sin rodar.
Y realmente da pena leer el destino que corrieron esos 0km por solo cuestion de castigar a fabricantes que en numeros cuanto perdieron? Valio la pena?
Igualmente los autos no solonse deterioran por almacenaje, existe un envejecimiento de todo lo plastico que obliga a cambiar monton de piezas cada X tiempo. Excepto que este en un museo y no se use, sino mangueras gomes flexibles y tantas otras piezas se envejecen
EliminarYo no entiendo cuando te pretenden vender autos que claramente no son ni fueron clasicos a precios ilogicos solo por tener poco uso.
Un vw 1500, 128 o 147 std no los iava o sorpasso, Duna/uno, Regatta, Marea, Stilo, 505 std y ni te digo los ultimos ST (ya no traian los butacones de los anteriores) Sierra GL o los 2.3 Ghia std, R19 RN/RL y ni hablar del RE, R9 Y 11, R18 junior o los 1.6, R21, y asi podria seguir... NO SON CLASICOS, lo siento pero por poco uso que tengan son autos que al menos yo no les pondria un peso encima y ni loco pagaria las ridiculeces que piden.
Ahora un Iava/Sorpasso, un buen 1500 GT, un 18 edicion limitada bicolor, un 505 SRI, un Sprint, Sierra cupe 75 aniversario, un R11 turbo, mas varios que me olvido, ya son otro cantar y por estado el precio SI puede subir. Resto son autos viejos con poco uso y nada mas. A no delirar por favor.
Las imbéciles normativas argentinas... Si fuera negocio para los políticos los sacarían enseguida de ese antro aduanero.
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