Revista Corsa Nro 545. Noviembre de 1976
Edgar Raul Frigerio. Médico traumatólogo del Hospital Italiano
"Hasta hace un mes, viví ignorando que había tenido el honor de ser el primer usuario en comprar el Fiat 600 número uno de la industria Nacional. Me lo comunicó gente de Fiat, luego de haber rastreado planillas de producción, facturas de venta y documentos irrefutables. Y así como es de grande el orgullo, me resulta inmensa la pena de haber perdido el rastro de aquel querido autito, vendido ya hace unos cuantos años.
Cuando lo compré ya me había recibido y «el 600» era para mí mitad herramienta de trabajo y mitad amigo, esa simbiosis, esa unión que se da siempre entre el auto y su dueño cuando el dueño comprende a la maquinaria Y, bueno. El automovilismo no es nada extraño para mí. Soy médico de la Asociación Argentina de Volantes y tengo así un profundo contacto con los corredores .. En fin, aquel Fiat 600, de eso estábamos hablando, ¿en qué garaje andará? ¿Lo habrán preparado para correr? ¿Existirá todavía, Ojalá"
Nosotros compramos el 250.000 en 1976
Miguel Jose Ughetti y Vicenta Justa de Ughetti
Agricultores de Bernardo Larroude (La Pampa)
"Ya habíamos tenido dos Fiat 600 antes que éste, y si volvimos a elegir el modelo fue porque los anteriores no nos dieron ningún motivo de queja. ¡Al contrario! La verdad es que los habíamos usado como peoncitos en el campo, cruzando potreros, arreando en las huellas, acarreando cosas o llevándonos de aquí para allá con cualquier tiempo. ¡Hasta caben tres bolsas!
Tuvimos un modelo '68 y un '71. A esta último lo usamos durante 130.000 kilómetros sin abrirle el motor. Por eso volvimos a la Concesionaria Fiat «Celestino Fernández S.A.», de General Pico, y le compramos otro «600» a nuestro amigo Rubén Fernández.
Hace unos días, Fiat descubrió que nos había correspondido la unidad 250.000. Y empezaron los homenajes, nos dieron una medalla de oro, recibimos todas estas emociones que agradecemos tanto pero ,que todavía no alcanzamos a comprender".
Hace unos días, Fiat descubrió que nos había correspondido la unidad 250.000. Y empezaron los homenajes, nos dieron una medalla de oro, recibimos todas estas emociones que agradecemos tanto pero ,que todavía no alcanzamos a comprender".
"era para mí mitad herramienta de trabajo y MITAD AMIGO, esa simbiosis, esa unión que se da siempre entre el auto y su dueño cuando el dueño comprende a la maquinaria Y, bueno"
ResponderEliminarEsto es lo que hoy intentan destruir, esa pasión que solo un fierrero conoce. Hoy buscan que el auto sea una cosa mas, sin conexión "espiritual" como una licuadora o una cafetera. Cero vínculo.
La nueva pasión de la juventud son los smartphones y sus tristes apps.
EliminarLe huyen a todo lo que demande cierto sacrificio. A los autos por los gastos que genera, problemas de tramiterío en la compra/venta (no cazan una y tampoco quieren pagar un gestor) y mil motivos superfluos mas (la inmensa mayoría tiene pavor a la hora de estacionar o manejar en ruta). Además la mayoría no sabe ni donde cargarle combustible, no le pidas que se engrasen reparando algo del motor por mas sencillo que sea.
Antes el auto era el amigo que te llevaba al laburo o de vacaciones (quien no recuerda ir quichicientos km y bajarse a estirar las patas, para seguir viaje) a pasear con la novia o después con la jermu y los hijos... hijos que recuerdan las anécdotas y el cariño por determinado modelo. Todo esto se perdió con el facilismo.
se murió la pasión por los automoviles hoy la juventud ni los lava...yo soy un apasionado y me gusta que el mio se vea impecable y que todo le funcione el me lleva y me trae a todas partes y se lo agradezco
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