Indudablemente, no es tan simpático como sus antecesores, pero se debe reconocer que les gana en belleza. Viene a ser algo así como el hermano serio de la familia. Es que el nuevo Citroén (Ami 8) muy poco tiene que ver en su apariencia exterior con la imagen que conocernos y se farniliariza con la marca. Su sobriedad de líneas lo delata como un típico exponente de la mentalidad europea.
Una prueba de esa mentalidad se encuentra en su chasis, formado por una plataforma con largueros incorporados, como para soportar un duro trajín. También en su interior se conjuraron vestigios de ese sentir. La practicidad, simpleza y comodidad son sus exponentes. Un tablero de fácil lectura cuya posición, casi horizontal, es una de sus características salientes. El volante, con un novedoso diseño antichoque, muestra el cuidado que se ha puesto en cada uno de los detalles.
No menos puede decirse de los asientos. Los delanteros pueden deslizarse sobre rieles, y el trasero es volcable y a la vez rebatible, aumentando el espacio disponible. Cinco personas mayores pueden tripularlo cómodamente; el baúl muestra dimensiones nada comunes en autos de este tipo.
Pero las sorpresas que brinda el Ami 8 (traducido significa: Amigo) se encuentran en algunos detalles que conforman su exterior. Estos "chiches", por lo novedoso e insólito, despiertan la lógica curiosidad de aquél que lo observa. Los faros delanteros, rectangulares, pueden ser regulados tanto desde el exterior como dentro del coche. Si esto fuera poco, bajando un poco en la carrocería, se encuentran con las luces de posición y viraje delanteras y... ¡Oh sorpresa!, al ser ejercida sobre ellas una ligera presión, se introducen dentro de la carrocería, dando la seguridad de que no habrán de romperse en la ceremonia del estacionamiento. Vale decir que en lo referente a su carrocería e interior, el auto guarda pocas coincidencias con el 2 y 3 CV.
Donde sí se pueden observar algunas similitudes es en la planta motriz. Su potencia, 35 HP, es apenas superior a la de su antecesor; esto le permite desarrollar una velocidad máxima de 120 km/h. Son producidos por el trabajo de dos cilindros opuestos, que suman una capacidad cúbica de 602 cc. Caja de velocidades de cuatro marchas hacia delante sincronizadas, marcha atrás, suspensiones por interacción entre ruedas delanteras y traseras con muelles helicoidales, topes "antigalope", teniendo cada rodado un amortiguador hidráulico y batidor de inercia; junto con la barra antirrolido, aseguran una mayor estabi-lidad.
Los frenos, hidráulicos en las cuatro ruedas, están bien adecuados a la potencia del auto. La transmisión homocinética muestra a las ruedas delanteras motrices y embrague monodisco a seco. La dirección es de crernallera. Donde el Ami 8 tiene su mayor coincidencia con los demás productos Citroen es en la economía. Con siete litros de combustible transita a lo largo de 100 km. La diferencia mayor se encuentra su precio. Para llevárselo hay que desembolsar 12.750 pesos fuertes, vale decir algo así como tres mil pesos más que lo que se paga por un 3 CV.
Citroen, al presentar el auto en la Argentina, piensa repetir el éxito que, durante ocho años, acompañó su producción en Europa.
Faros rectangulares que pueden ser regulados tanto desde adentro como desde afuera. Más abajo, las luces de posición y viraje que se embuten en la carrocería
un auto bien pensado para todo andar y sobre todo viajar en ruta, una belleza de cuando la ingeniería pensaba y sabía hacer bien las cosas!
ResponderEliminarUno de los raros casos de un auto que solo se vendió en versión familiar en nuestro país, sin su correspondiente sedán. Se me ocurre la Quantum de VW.
ResponderEliminarSaludos
Autos funcionales, economicos, versátiles y baratos de mantener. Claro que un choque fuerte, y los ocupantes no lo pasaban nada bien adentro. Pero una maravilla para su época.
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