Performance con inyección
Revista Corsa Nro 691. Agosto de 1979
Como ya es tradición, una vez al año, utilizamos los servicios de nuestros amigos de Opel Russelsheim de Alemania. En esta ocasión recibimos una flamante unidad Opel Manta GT/E a inyección de 110 HP y con una velocidad máxima de 190 km/h
Durante más de un mes circulamos por toda Europa y éstas fueron nuestras conclusiones de un modelo que, próximamente, puede ser exportado en pequeña escala a nuestro país
Con el odómetro marcando 15.000 kilómetros partí del portón principal de la Adam Opel en Russelsheim con destino a Schwetzingen distante apenas diez kilómetros del autódromo de Hockenheim. Los amigos Claus e Ihrig, que siempre han sido sido "benefactores" en los viajes a Europa. me habían otorgado una cupé Manta GT/E color amarillo rabioso que esperaba mi arribo con documentacion en orden.
Un motor de dos litros de cilindrada con árbol único a la cabeza, inyección indirecta Bosch, caja de cuatro marchas (en genera los autos aiemanes no tienen quinta), 110 HP (DIN) y una velocidad final del orden de los 185 km/h plus. 188 km/h. para ser exactos, según nuestro cronómetro.
Las ventajas de la inyección
Circunstancialmente, el primer auto que manee en mi vida con sistema de inyección -a excepción de algunas "vueltas a la manzana" en Mercedes-Benz de un amigo-, fue esta cupé Manta. Al cabo de más de 8.000 kilómetros recorridos en cuarenta días pude tomar conciencia de las virtudes del sistema. 1) A igual velocidad menor consumo y mejor llenado que en un motor con carburadores. 2) Gran elasticidad a cualquier velocidad y en cualquier marcha. 3) Aceleración mucho más briosa y serena.
Sin duda. un conjunto de ventajas que hacen mas placentera la función de manejar. A 40 km/h en directa y considerando que el Manta tiene un diferencial largo, la aceleración es suave, Sin brusquedades, y a partir de 2.500 rpm ya empuja utilizando correctamente todos los HP.
Deportivamente hablando -es una cupé poco apta para la familia- no muestra puntos flacos. Tiene una suspensión adecuada tanto para transitar por la ciudad (en Europa también hay calles empedradas) como para viajar en las autopistas a velocidades del orden de los 170-180 km/h. Dobla bien, con una grata tendencia a sacar la trompa, que se neutraliza quitándole acelerador volviendo a pisar, y frena maravillosamente. Los discos delanteros, de gran tamaño, secundados por campanas traseras generosas y un importante servo hacen que la acción de frenar la cumpla de manera excelente. Da la sensación que el auto se agacha y se aplasta sobre las cuatro ruedas como si el auto no hubiera transferencias de peso.
La caja es de accionamiento correcto, está bien relacionada y el comando es suave y preciso. Las luces son excelentes -tiene dos faros banquineros suplementarios- y los neumáticos con que estaba equipado (Goodyear G800 Grand Prix) se comportan eficazmente en lo seco y en lo mojado.
Puertas adentro
Las grandes diferencias de los autos importados en la inevitable comparación que,los argentinos hacemos con nuestros productos se manifiestan, fundamentalmente de puertas para adentro. Al abrir la inmensa puerta uno encuentra un discreto tapizado de símil-pana negro. Paneles de puerta y tablero también negros y gran consola que divide los asientos delanteros, mullidos y sumamente anatómicos con apoyacabezas incluido.
El volante es de tipo deportivo, con rayos de aluminio y está en posición vertical lo que junto a los butacones ubicados muy abajo y la pedalera al fondo, logran que la posición de manojo sea inmejorable. El tablero es muy completo. Velocímetro y cuentavueltas de fácil lectura, odómetro parcial y total, reloj a cuarzo, presión de aceite, nivel de combustible, temperatura de agua y voltímetro completan el amplio panel. Radio AM-FM, cinturones de seguridad con traba al impacto (o sea que uno puede moverse libremente) y amplio baúl.
A ritmo veloz
De la marcha confortable en ciudad, pasamos a la ruta con curverios en la zona cercana a Silverstone o el asfalto serpenteante de la campiña alemana, Alli se transforma en un auto de corte netamente deportivo, 60 km/h en primera, 100 km/h en segunda y más de 145 km/h en tercera sirven para seleccionar el cambio adecuado en el momento oportuno. Para ello hace falta llevar el régimen del motor a 6.000 rpm y al poner la cuarta la aguja trepa con soltura desde las 4.500 hasta el régimen máximo en directa que son 5.700 rpm. Allí uno se encuentra viajando con toda comodidad a más de 185 km/h, sin vibraciones, sin ruidos externos y con absoluta seguridad.
En los retomes de caminos sinuosos dobla con franqueza, sin zapateos del tren trasero y aplica muy bien la potencia al piso. En síntesis, un auto muy agradeble de manejar con tendencia deportiva muy domesticada.
Al cabo de nuestro largo recorrido por Alemania, Francia, Inglaterra, Holanda y Bélgica, no se manifestó ningún inconveniente mecánico. Un litro de aceite sobre el final del viaje y otro de agua, fueron todas las anormalidades que tuve que soportar. Como dato, este modelo, que probablemente veamos en poco tiempo más circulando por nuestras calles, puede llegar a tener un valor del órden de los u$s 35.000 en Argentina.
Sirva esto como introducción a esa posibilidad. Haberlo manejado por más de 8.000 kilómetros es casi como un road test del Manta GT/E y también una manera de agradecer las deferencias de nuestros amigos de Opel Russelsheim.
Por Carlos Figueras
Fotos Armando Rivas
Típica casa de la campiña inglesa. Nótese el importante "babero" delantero del Manta GT/E diseñado para mejorar la tenida
El Opel Manta en acción sobre el mojado asfalto del circuito de Nürburgring. Buena tenida en esas condiciones y luces excelentes que permiten viajar con seguridad
La unidad en cuestión por las calles de Castle Donington (pueblo donde supo nacer Brian Henton)
Pese a la buena performance (10.8 segundos de 0 a 100 km/h) y su velocidad final (casi 190 km/h) el consumo fue muy criterioso: 13 litros cada 100 km a 160 km/h
El Manta visto de atrás. Una línea muy armónica y sólida. Llantas anchas, altura reducida y estilo deportivo