Revista La Semana Nro 283. Abril de 1982
-¿Cuesta mucho mandar tres mil telegramas de despido?
Es tan difícil como mandar uno solo. No es un problema de números. El despido no afecta sólo al trabajador, afecta a todo su grupo familiar, cambia las estructuras de la familia, produce su inquietud, le hace pensar en que quizás no puede seguir mandando sus hijos a la escuela. Un telegrama afecta a cuatro personas; tres mil telegramas, a doce mil. Es mayor la cantidad de gente afectada, pero individualmente el problema es lo mismo de grave para cada uno. Sí, es muy difícil, sumamente difícil mandar un telegrama de despido.
Hace un poco más de seis meses, Juan María Courard, presidente de Ford Motor Argentina, dijo que si no se producía algún cambio en la economía podía llegar a pasar esto, que tres mil empleados de la empresa fueran despedidos. No dio las cifras, pero, como él dice, no es cuestión de números.
¿Cómo se decide el despido de tres mil personas, sabiendo como usted ha demostrado por sus declaraciones públicas que sabe lo que significa estar sin trabajo?
La decisión es siempre por lo mismo, aunque parezca una frase hecha: preservar la fuente de tra-bajo de otras diez mil personas, con la posibilidad cierta, como en este caso, de reingresarlos a to-dos si la situación se revierte.
¿Por qué tres mil? ¿Es una cifra elegida por qué motivo?
Eso es en función del mercado. Sabemos que necesitamos tanto personal para fabricar las unidades que van a ser vendidas, y a ese número se adecua la dotación de la empresa. Hemos adecuado la dotación a una producción mucho mayor de la que estamos necesitando ahora, porque en los meses de marzo y abril se ha vendido por debajo de io que se produce.
¿Y cuánta gente habría que haber despedido entonces?
Dos mil personas más. Para el mercado de hoy, habría que haber despedido cinco mil personas. Pero, creemos que es una situación coyunturalmente más baja de lo que tendría que ser.
¿Cuánto es en dinero para Ford los sueldos de tres mil personas?
Alrededor de dos millones de dólares, sin contar la parte previsional, y todos los otros gastos que van involucrados en mantener una dotación.
¿Cuántos autos más tendría que vender para no llegar a estos despidos?
Para estar en el nivel de la dotación, tendríamos que vender siete u ocho mil autos. Y estamos vendiendo tres mil, tres mil doscientos.
¿Usted piensa que para salir de esta situación hay que reactivar el consumo?
Sí, hay que activar al consumidor, motivarlo a consumir.
¿Aunque produzca inflación?
No tiene por qué producir mayor inflación.
Se dice que mayor consumo, mayores precios
Es una forma de mirarlo, aunque de otra manera, terminaríamos con inflación cero, pero sin consumo y sin industrias. Lo lógico, sin embargo, es que todo sea compatible.
¿A cualquier precio es necesario que se aumente el consumo?
Es lo que yo creo, sí. El consumo en estos momentos es muy bajo, la industria está trabajando al cincuenta por ciento, o menos, de su capacidad instalada, y eso demuestra que el interés del consumidor está en el dólar, en el mercado financiero o en cualquier cosa que le permita una ganancia rápida.
¿Si llegamos a inflación cero sin reactivación económica no nos sirve de nada?
Es lo que yo creo, sí. Pero, pienso que si se disminuye la inflación y se la pone a niveles normales, se va a reactivar el consumo.
¿Si no venden autos, por qué no bajan los precios?
En enero y febrero, y no creo que hayamos sido la excepción, perdimos plata. Vendimos los autos por debajo del costo, de manera que no se puede pensar que podamos bajar los precios.
¿Un auto vendido en dieciocho mil dólares no deja beneficios?
No, no. No se puede comparar nuestro mercado con los Estados Unidos, primero porque allá la producción es mucho más grande y ios impuestos mucho más bajos. Nuestros precios no son muy diferentes que en los otros mercados latinoamericanos.
¿Es decir que estamos condenados para siempre a estos precios de los autos?
No podemos pretender otros precios. Sería utópico pretenderlo con una producción de 200.000 autos contra la de Estados Unidos, de varios millones.
¿Por qué si es tan mal negocio vender autos, que se pierde plata, hay tantas fábricas en nuestro país?
Se pierde plata en los últimos meses; este negocio es parte de toda la economía. Hay negocios que producen más ganancias, y negocios que producen menos ganancias. Hay negocios mejores que otros, pero no todos podemos dedicarnos a fabricar ballenitas, porque inundaríamos el mercado de ballenitas y no tendríamos a quien vendérselas.
¿Y qué margen de utilidades deja la fabricación de autos?
El cuatro y medio por ciento de su valor de venta; ése es un buen índice mundial, lo que si lo comparamos con otras mercaderías se verá que es bastante bajo. En estos momentos, la rentabilidad es negativa en todo el mundo. En Estados Unidos todas las compañías están perdiendo plata. Ford anunció que en 1981 perdió dos mil millones de dólares, y en el ochenta, perdió más o menos lo mismo.
Tres mil personas equivale al veintidós por ciento del personal de Ford, ¿eso significa que se ha encendido una luz roja en el futuro económico de la empresa? ¿Peligro de quiebra?
Ford no se va a ir a la quiebra.
Pero, si no se venden autos, si con los que venden pierden plata, si no se recupera el mercado...
... bueno, tendríamos que reducir al mínimo nuestra actividad temporariamente. Esta situación no es la primera vez que se produce. Ha pasado en otras oportunidades. Hay años de pérdidas y años de ganancias. Ford no se va a ir del país; hemos pasado situaciones más graves en las que se pudo pensar en tomar la decisión de irse, y se decidió por quedarse, y fue una buena decisión.
¿Todo ese dinero que se ganó en otros años, no se pudo invertir en no provocar el despido de los tres mil empleados?
Si nosotros hubiésemos decidido guardar en una cajita el dinero que ganamos en el oche para las épocas de vacas flacas, no le habríamos hecho ningún favor a la gente. Porque esa ganancia, o parte de esa ganancia, se invirtió en la empresa, en la fábrica de camiones, en nueva tecnología, en mejoras para seguir ganando el favor del público. Si nosotros hoy tuviéramos ese dinero así guardado, y le dijéramos a la gente que se fuera tranquilamente a su casa, que le vamos a seguir pagando el sueldo sin que trabajaran, y que cuando todo se normalizara los volveríamos a llamar, con toda seguridad que jamás podríamos volver a llamarlos. Y algún día nos daríamos cuenta de que nos hemos quedado sin nada, sin empresa, sin fábrica, porque no habría ningún desarrollo, ningún crecimiento. Además, el que invierte en una acción de Ford, como el que invierte en plazo fijo, tiene derecho a una ganancia, a un beneficio.
¿Indirectamente, usted diría que los responsables de la desocupación son los que han especulado con las tasas de interés en lugar de usar el dinero para reactivar el mercado?
No digo que sean los culpables, porque en un mercado libre se tiene el derecho de ir a donde más le convenga a uno. Pero, en aquel momento, en el momento de las altas tasas de interés, yo dije que íbamos a pagar lo que estábamos haciendo, y que lo pagaríamos entre todos. Y ahora lo estamos pagando entre todos. Más vale que hagamos alguna acción ahora para que no sea más la gente que tenga que sufrir. En algún momento hay que tomar conciencia que la plata ganada sin trabajo se pierde igual. La gente que conoce muchos aspectos de la vida, sabe que eso es así, es una ley: la plata ganada fácil, se va fácil. Lo que se hace de la noche a la mañana, sin esfuerzo real, se va. Lo único que perdura es lo que se ha ganado con trabajo.
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